Consejos para mantener en buen estado tu lavadora. La lavadora es una herramienta indispensable en cualquier hogar y, tiene un papel fundamental en el bienestar y salud de la familia al ser el electrodoméstico responsable de mantener la ropa limpia de suciedad y gérmenes.
Se trata además, del electrodoméstico que más trabaja en un hogar promedio, aproximadamente unas 12 horas semanales en hogares de 4 miembros. Si tu lavadora tiene un alto consumo, aquí encontrarás una selección de lavadoras de bajo consumo.
Este uso puede aumentar si hay niños pequeños, que suelen ensuciar mucha ropa, así como adultos mayores que requieren el cambio y lavado frecuente de la ropa de cama.
Como todas las cosas que se usan en exceso, puede llegar el momento en que fallan y dejan de funcionar.
Y ahí es cuando nos damos cuenta de la importancia que una lavadora tiene en nuestra vida.
Aunque están hechas para aguantar el uso prolongado, las lavadoras pueden dañarse por uso incorrecto y falta de mantenimiento.
Vamos a darte algunos consejos prácticos para cuidar tu lavadora y ahorrarte el gasto de tener que cambiarla.
Para alargar la vida útil de una lavadora se deben atender tres puntos fundamentales:
Las lavadoras modernas son equipos sofisticados que pueden ajustar sus ciclos de lavado, centrifugado y llenado en base a programas seleccionables por el usuario.
Estos programas son controlados por un microprocesador que ajusta la duración de cada ciclo, así como la cantidad de agua usada y su temperatura, según el tipo de ropa que quieras lavar.
Lamentablemente es común incurrir en errores al cargar la lavadora y al escoger el programa, aumentando un mayor desgaste del motor y partes mecánicas de este electrodoméstico.
Un error común es llenar la lavadora con demasiada ropa, es decir, a su capacidad máxima o por encima de ella.
Por ello, nunca debes llenar la lavadora más allá de 2/3 de su capacidad máxima para evitar sobrecargarla.
También divide la ropa a lavar según el tipo de tela y su peso. Lava camisas y blusas separadas de los pantalones jeans o de las sábanas.
Selecciona el programa correcto para cada tipo de ropa, pues además de proteger los tejidos, también ahorrarás electricidad, detergente y agua, lo que se reflejará en menos gastos en tu hogar.
Otro factor a considerar es la temperatura del agua de lavado. Lavar con agua por encima de 30º C ayuda a desprender el sucio y las grasas que deja la piel en la ropa.
Sin embargo, el agua caliente puede dañar las partes de goma y plástico dentro del tambor, así como provocar la aparición de adherencias de cal en las tuberías de alimentación.
Si te preocupa que tu ropa no quede limpia por usar agua fría, te recomendamos adquirir detergentes para lavado en frío. Además, lavar con agua fría ahorra energía y protege el color de la ropa.
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Es importante controlar la calcificación en tu lavadora, que afecta las tuberías, sensores y electroválvulas.
Este calcificación se produce por la presencia de minerales en el agua del hogar que con el tiempo forman piedras o adherencias.
Si el agua es blanda, con menor nivel de estos minerales, puedes usar este producto descalcificador para lavadoras cada 6 meses.
Limpia el tambor de cualquier residuo de motas, tela, tierra u otras que hayan quedado en su interior tras terminar el lavado.
No dejes la ropa en la lavadora cuando termine su último centrifugado. Sacala y ponla en la secadora o cuélgala de inmediato.
La humedad de la ropa en el tambor favorece su oxidación y provoca la aparición de moho y olores desagradables.
Ventila el tambor. Al terminar deja la compuerta abierta al menos 30 minutos para que salga la humedad residual del lavado y se seque completamente el interior de la lavadora.
Limpia las gomas de las compuertas. Pasa un paño húmedo una vez a la semana por las gomas que sellan la compuerta de carga de la lavadora. Allí suelen acumularse restos de jabón y polvo del aire, provocando la aparición de moho y óxido.
Las lavadoras suelen tener un depósito o cajetín removible donde se coloca el detergente y el suavizante en cada lavado. Cada 3 meses saca este depósito y límpialo con agua tibia y un cepillo.
Haz la misma operación con el filtro de la lavadora, que es un receptáculo con perforaciones encargado de recoger las pelusas, restos de detergente y partículas sólidas que flotan en el agua durante el lavado.
Generalmente se encuentra en la parte media o baja del tambor de la lavadora. En modelos más viejos está encima del molinete vertical o aspa vertical que bate el agua al lavar.
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Pocas personas se detienen a pensar que una lavadora también necesita atención en su exterior para mantener su aspecto reluciente y lucir como nueva.
Las lavadoras trabajan con agua, lo que implica el riesgo permanente de aparición de óxido dentro y fuera de ellas.
Además suelen colocarse junto a las secadoras, en espacios poco ventilados o húmedos, lo que favorece la aparición progresiva de óxido en puntos vulnerables como la zona de las patas, bisagras de la compuerta de carga y en los laterales.
Procura que el área de lavado de tu casa tenga buena ventilación para eliminar el exceso de humedad que pueda dañar tu equipo.
También limpia el polvo y restos de detergente que ocasionalmente caen fuera de la lavadora con un paño humedecido en un limpiador neutro líquido (vinagre blanco por ejemplo). Luego seca todo con un trapo suave.
No utilices lavavajillas, pues este, es generalmente muy corrosivo para la pintura de una lavadora.
Usa detergente para ropa. Nunca uses productos para lavar platos o desengrasantes de uso industrial, pues generan un exceso de espuma, corroen la pintura interna y pueden dañar la ropa.
Cierra las cremalleras de los pantalones y otras prendas antes de lavarlas para evitar que rayen la pintura del tambor y rasguen otras prendas.
Utiliza una vez al mes el programa de autolimpieza, si tu lavadora lo tiene. Se trata de un lavado rápido con agua muy caliente, útil para eliminar restos de detergente y sucio en el tambor y conductos internos.
Sigue estos simples consejos y ¡podrás disfrutar de tu lavadora por mucho tiempo!